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EL HOSPITAL DE SAN JUAN Y SAN ANDRÉS

Lugar donde estuvo situado el hospital de San Juan y San Andrés

El hospital, entendido en sentido estricto como establecimiento destinado al cuidado de pobres enfermos y no en sentido amplio en que puede abarcar también a los asilos y hospicios, es la pieza clave del sistema asistencial heredado de la Modernidad, que a su vez lo recogió del Medievo.

Pero a diferencia de los siglos medievales en los que la Iglesia había monopolizado la actividad benéfica, en la Edad Moderna, cuando el pobre y el vagabundo se entienden  peligrosos para el orden social instituido, los laicos, desde los que ocupan altos cargos en la Administración pública hasta los modestos artesanos, comerciantes y labradores, intervendrán activamente junto a la Iglesia por medio, generalmente, de las cofradías.

Cuando ciertamente no existía la Seguridad Social, las cofradías representaban y monopolizaban la sacralización de todas las dimensiones humanas y temporales, como las relaciones de solidaridad y vecindad, la sanidad y la asistencia social, alcanzando especial protagonismo durante los siglos XVI y XVII. En el XVIII una profunda mutación comienza a operarse en la religiosidad popular, producto del racionalismo ilustrado, que apuntilla irreversiblemente la labor de las cofradías. El siglo XVIII es el siglo del declive de los hospitales de patronato corporativo religioso y el XIX el de su extinción completa.

La constitución formal de un hospital se efectúa en el momento en que un edificio es dispuesto para tal fin y dotado de un patrimonio que le permita llevar a cabo la específica actividad asistencial y benéfica. El inmueble era, pues, el primer aspecto a considerar en el programa fundacional: la casa-hospital, las habitaciones, la cocina y los servicios. El segundo punto a considerar serían los bienes muebles: camas, jergones, almohadas, armarios, arcas, utensilios de cocina, etc. El tercer punto serían los bienes inmuebles, es decir, el soporte económico derivado de la donación, tanto patrimonial como en rentas. El cuarto aspecto era el de la administración, que estaba a cargo de un prior, mayordomos, capellán y hospitaleros. Y por último, el conjunto de personas a quienes iba destinada la acción hospitalaria, que en definitiva eran los pobres, los peregrinos, los ancianos, viudas, huérfanos desvalidos e inválidos.

En el Diario de Burgos del 5 de enero de 1904 se escribe: 

Pueblo agradecido. Hace aproximadamente cuatro siglos que fundó en esa villa de Olmillos junto a Sasamón el vecino que fue de la misma don Esteban Fernández Jiménez, el Hospital de San Juan y San Andrés, con el fin de recoger en él a los pobres enfermos de esta población, cuyos auxilios se han venido prestando en dicho establecimiento sin interrupción hasta el año de 1859, en que por virtud de las leyes desamortizadoras, vendió el Estado las fincas que le sostenían, quedando desde entonces en suspenso los socorros que en dicho hospital se entregaban a los pobres. 

Más de cuarenta años estuvo el hospital prácticamente inoperativo, hasta que a principios del siglo XIX, en 1903, el Ayuntamiento, con la cooperación del diputado provincial don Julio Corral, empezó a practicar cuantas gestiones fueron necesarias para conseguir que se instituyese nuevamente dicho hospital. Conseguida la regularización de los servicios de dicho hospital, y más particularmente el de las clases menesterosas, el Ayuntamiento acordó celebrar un sufragio por el alma del fundador, a cuyo acto ha asistido todo el vecindario y autoridades, ocupando estas los asientos de preferencia, y a continuación los pobres y terminada la ceremonia, ocupó la sagrada cátedra el párroco de la villa, don Francisco Saiz García, quien enalteció con palabras conmovedoras las dotes del fundador, don Esteban Fernández Jiménez, al constituir tan santa fundación, demostrando al pueblo que no hay nada más agradable que la caridad y el amor para el prójimo. A continuación de tan solemne acto, se distribuyeron por el Ayuntamiento y el señor cura párroco entre los pobres de la localidad 250 pesetas que la Junta de Beneficencia había concedido de los fondos de este hospital, como un socorro extraordinario para los pobres.

Olmillos junto a Sasamón, 2 de enero de 1904.

Articulo: Isaac Rilova Pérez. Doctor en Geografía e Historia.UNED